las aves, los monos, los patos, hasta los depredadores.
Porque estar cerca de un capibara… te baja el ruido de la cabeza.
Y es que no se trata de ser invencible…
sino de ser tan tranquilo, que nadie quiera hacerte daño.
El capibara no odia.
No se enoja.
No se mete con nadie.
Solo vive.
En paz.
Sin prisa.
Sin miedo.
Y a veces, lo que más falta nos hace no es ser más fuertes…
sino parecernos un poco más a él.